S.O.S. Internet: Información y recomendaciones para padres de hijos con acceso a internet.

           
     Por Carolina López Salas
         
    Es el cumpleaños de tu hijo/a y has decidido cumplir su deseo regalándole un dispositivo electrónico. Pero, ¿sabes la edad mínima recomendada para el uso del teléfono móvil?, ¿conoces los riesgos de Internet para un menor? ¿Conoces las pautas de seguridad para protegerse en Internet? Si tu respuesta a alguna o todas de las preguntas anteriores es “no”, no te preocupes, en estas líneas resolveré de forma breve y concisa dichas dudas, recomendando siempre ampliar esta información con otras fuentes. A mayor información, mayor prevención.
Los niños son lo que se ha dado en llamar “nativos digitales”, esto es, han crecido rodeados de una tecnología que no existía hace unos años. Para ellos, los smartphones, tablets y ordenadores son herramientas o instrumentos que han estado ahí prácticamente desde su nacimiento.  Las redes sociales o la mensajería instantánea son parte de su vida diaria y, en ocasiones, ocupan gran parte de su tiempo, por el uso continuado que dan a las mismas.
Sin embargo, esta normalización de las nuevas tecnologías puede generarles una falsa sensación de seguridad en Internet y de control ante algunas de las situaciones a las que se enfrentan en el día a día en dicho contexto, lo que les puede llevar a adoptar comportamientos de riesgo.
Así, la mayoría de los niños no saben utilizar estas herramientas de forma segura, pudiendo suscribirse a contenidos de pago o acceder de forma voluntaria o involuntaria a contenidos que no son apropiados para su edad –contenido pornográfico, violento, o discriminatorio, apología del delito, etc.-, además de las páginas webs o blogs que ponen en peligro la vida de los menores rindiendo culto a los trastornos de la alimentación -por ejemplo las páginas tan lamentablemente conocidas como Ana y Mia- o que incitan a los menores a la autolesión (self-injury), mediante conductas que pueden llevar al suicidio como ahorcamientos o cortes. Otra consecuencia muy negativa del uso inadecuado de Internet y sus herramientas asociadas puede ser una fuerte adicción a estas nuevas tecnologías.
La victimización en la red puede producirse a través del acceso ilegal a los archivos contenidos en un teléfono móvil, tablet, pc o nube, mediante engaño en redes sociales, chats, páginas web, email o Internet en general. Si nosotros debemos tener cuidado con los fraudes online, servicios de compraventa, subastas online, casinos y apuestas, pagos online o acceso a la banca electrónica, con nuestros hijos debemos hacer hincapié en instruirles en un buen uso de la webcam, en las precauciones a la hora de acceder a las Wifis públicas, al descargar aplicaciones – entre otras cosas por el desconocimiento de los permisos que otorgan- o acceder a navegadores o juegos online, entre otros, además de proteger adecuadamente nuestro siestema informático y nuestra Wifi.
Entre los delitos a los que pueden verse expuestos en la red se encuentra el robo de identidad digital y los derivados del sexting y el sexcasting, tales como el ciberbullying, el grooming o la sextorsión, entre otros.


La sextorsión es más común en la adolescencia, etapa de la vida marcada por la búsqueda de la propia identidad, la necesidad de autoafirmación, de definición sexual y de pertenencia a un grupo (aunque se han dado casos de niñas víctimas de sextorsión con apenas 9 años de edad). Así, los adolescentes son más propensos a situaciones de sobreexposición en temas sexuales, especialmente entre los iguales. Además, los menores con problemas psicológicos, como depresión, pueden ser especialmente vulnerables a cierto tipo de engaños en la red.
Los menores usan las nuevas tecnologías cada vez con mayor frecuencia, pues éstas se van adaptando a sus necesidades y su accesibilidad va siendo también mayor, pero no debemos preocuparnos, ya que estos avances tecnológicos no son una amenaza, sino que suponen una herramienta y una oportunidad cuando son utilizados de una forma adecuada, ofreciendo un mundo inimaginable de posibilidades de aprendizaje y comunicación para niños y adultos. Es cuando no son bien empleados, cuando no tomamos las medidas adecuadas, que pueden conllevar una serie de riesgos.
Para que los menores estén más seguros podemos aplicar ciertas medidas de seguridad técnica en nuestros equipos, aunque debemos tener en cuenta que también pueden acceder a internet desde sitios diferentes a la vivienda familiar (biblioteca, casa o móvil de un amigo, cibercafé, etc.). Por ello debemos estar formados e informados para poder aplicar medidas de seguridad, pero a la vez debemos ayudarles a que tengan un comportamiento correcto online para que aprendan a estar seguros y atentos independientemente del dispositivo que utilicen para conectarse a Internet. Las pautas de uso que establezcamos dependerán del contexto, la edad y madurez del niño, siempre haciendo hincapié en una cultura de la privacidad, es decir, conseguir que sean conscientes de los riesgos existentes al exponer datos personales públicamente.
A continuación enumero algunos consejos a la hora de introducir a nuestros hijos en el mundo de Internet:

1.    Hazte consciente de los peligros de la red. Para poder proteger a tu hijo/a, es crucial que  te hagas consciente de que puede estar interactuando con personas desconocidas a través de la red, pues Internet es principalmente eso, una herramienta de comunicación, la cual se puede dar de muchas formas y en muchos espacios diferentes. Esto no quiere decir que los menores no puedan navegar solos en Internet y debamos estar constantemente con ellos -algo casi imposible, y contraproducente cuando hablamos de adolescentes-, sino que es importante ser consciente de los riesgos para actuar en prevención.

2.    Infórmate sobre las edades mínimas recomendadas:  El informe "Por un Uso Responsable de las Nuevas Tecnologías", publicado por la Comunidad de Madrid, señala que, teniendo en cuenta que el proceso de independencia de un menor se inicia a partir de los 13 o 14 años, lo recomendable sería que no adquiriesen un terminal móvil hasta esa edad, siempre en el marco imprescindible del control parental. Además, el informe apunta que la adquisición para menores de 14 ó 15 años debería estar justificada por situaciones o circunstancias personales o familiares que hagan aconsejable la misma: desplazamientos importantes del menor habituales por razón de escolarización u otras causas, enfermedades importantes de miembros de la familia, etc.
En cuanto a la elección entre teléfono de prepago o contrato, argumentan que se deben valorar sus pros y contras, decidiendo la modalidad que más se ajuste. El prepago permitiría un mayor ejercicio de autocontrol por parte del menor (puede ayudar a limitar el consumo) mientras que la modalidad de contrato requiere, lógicamente, un exhaustivo control por parte de los padres, si bien facilita, por ejemplo, el control de los números a los que se ha enviado llamada desde el teléfono del menor.
Sin embargo, en este caso también debemos tener en cuenta la edad, la madurez, que puede variar entre niños de la misma edad, así como el tipo de relaciones familiares con los adultos de referencia.
Salvo circunstancias de fuerza mayor, los teléfonos móviles no deben llevarse a los centros escolares y, en caso contrario, deben permanecer apagados durante las clases.
Por último, el informe nos aconseja proteger a los menores de los niveles de exposición a las emisiones de los teléfonos móviles, si bien no especifica los riesgos que ello contrae. Ante eso, hay que decir que, aunque hay muchos rumores al respecto, no existe ningún estudio fiable que haya establecido una correlación entre las ondas de telefonía móvil y el cáncer, por lo que considero que de lo que sí debemos proteger a nuestros hijos es de los miedos irracionales que les impidan disfrutar de los avances tecnológicos por desconocimiento. Siempre apoyando una cultura preventiva, abogo por la confianza en la ciencia. 
Otro punto sobre el que reflexionar es la necesidad de que el terminal tenga acceso a internet (o posibilidad mediante Wifi) o capacidad para mandar mensajes multimedia, con o sin cámara. Una vez más hay que valorar si es necesario para el menor y tener en cuenta la edad y demás factores citados anteriormente, pues hoy en día la mensajería instantánea es una manera de comunicación entre los jóvenes, que les posibilita la pertenencia a un grupo de iguales. Si tu hijo es pequeño y aun así le permites tener un terminal con estas prestaciones, asegúrate de conocer el pin, para poder estar al corriente de su actividad.

Prácticamente todos los dispositivos hoy en día tienen webcam: smartphones, tablets, ordenadores y portátiles. Lo ideal es que su uso se restrinja a mayores de 13 años, dependiendo de cada caso y cada persona. Si permites a tu hijo su uso, configura adecuadamente el software, con restricciones de quién puede ver las imágenes emitidas y sigue las recomendaciones preventivas específicas que se indican en esta web.  Algunos programas de control parental incorporan control de la cámara web y del acceso a webs que trasmitan lo que capta la webcam.


3.    Infórmate sobre las edades mínimas permitidas: En el mundo de Internet también se establecen edad mínimas para según qué actividad. Por ejemplo, la edad mínima en España para registrarse en una red social, dejando a un lado las que son específicas para niños, es 14 años, según el  Reglamento de Desarrollo de la Ley Orgánica de Protección de Datos:
“Artículo 13. Consentimiento para el tratamiento de datos de menores de edad.
1.    Podrá procederse al tratamiento de los datos de los mayores de catorce años con su consentimiento, salvo en aquellos casos en los que la Ley exija para su prestación la asistencia de los titulares de la patria potestad o tutela. En el caso de los menores de catorce años se requerirá el consentimiento de los padres o tutores.”
2.    En ningún caso podrán recabarse del menor datos que permitan obtener información sobre los demás miembros del grupo familiar, o sobre las características del mismo, como los datos relativos a la actividad profesional de los progenitores, información económica, datos sociológicos o cualesquiera otros, sin el consentimiento de los titulares de tales datos. No obstante, podrán recabarse los datos de identidad y dirección del padre, madre o tutor con la única finalidad de recabar la autorización prevista en el apartado anterior.
3.    Cuando el tratamiento se refiera a datos de menores de edad, la información dirigida a los mismos deberá expresarse en un lenguaje que sea fácilmente comprensible por aquéllos, con expresa indicación de lo dispuesto en este artículo.
4.    Corresponderá al responsable del fichero o tratamiento articular los procedimientos que garanticen que se ha comprobado de modo efectivo la edad del menor y la autenticidad del consentimiento prestado en su caso, por los padres, tutores o representantes legales».
Algunas entidades solicitan que se rellenen formularios de declaración de la edad y/o autorización parental y que se remitan por fax o se digitalicen y envíen por correo electrónico acompañados de documentación acreditativa también digitalizada. Además, la Agencia Española de Protección de Datos pone a disposición de los ciudadanos una página dedicada a la protección de datos de los menores con información adicional, guías y recursos.

4

.    Edúcate contra la Brecha digital: en muchos casos se da una brecha digital entre generaciones que impide que los educadores puedan aconsejar o prevenir a los menores porque no conocen a fondo el funcionamiento de las herramientas que ofrecen las nuevas tecnologías mientras que sus hijos creen saberlo todo. No es aislado el caso en que son los padres los que consultan con su hijo sus dudas sobre los dispositivos electrónicos y dejan a su criterio las actuaciones a llevar a cabo. Para acabar con este problema, no tengas miedo a aprender a manejar las nuevas tecnologías. No te excuses en el “yo no entiendo esas cosas”, “los niños de hoy en día nacen sabiendo”, “si es él/ella quién me enseña a mí”. Ese no es un motivo de orgullo, sino de preocupación. Si aprendes a manejarte en Internet podrás saber qué hace tu hijo/a cuando está conectado y prevenirle de los riesgos que pueda correr. Si no, ¿cómo vas a prevenirle de algo que no comprendes? A diferencia de la frase anterior, la realidad es que nadie nace sabiendo, y tú estás a tiempo de cambiar eso.

5.    Establece un clima de confianza. Es importante que tu hijo/a pueda confiar en ti cuando se le presente algún problema pues, aunque nos gustaría, no podemos vigilarles las 24 horas del día para asegurarnos de que no les ocurre nada. Debemos fomentar la confianza suficiente para que eso no sea necesario y sean ellos quienes acudan a nosotros, es la única forma de detener un caso de acoso cibernético en su fase inicial. En caso contrario, el menor podría intentar salir del problema sin ayuda y la situación podría agravarse considerablemente. Este clima de confianza va en un doble sentido, de forma que nosotros confiamos en que nuestros hijos contarán con nosotros mientras ellos confían en nuestra capacidad para ayudarles a solucionar el problema. Además, es importante que tu hijo/a sepa que, si a pesar de todas las precauciones que toma, es victimizado en la red, debe contar contigo de la misma forma que si le sucediese en la vida real. Debes dejar claro que no sería su culpa, que no debe sentirse avergonzado en ningún caso y que le apoyarás incondicionalmente sin juzgarle.

6.    Su opinión también cuenta. Cuando tu hijo/a desee contarte cosas sobre su entorno, sobre las cosas que le ocurren a él/ella o a sus amigos, deja que se exprese y aconséjale si piensas que están llevando a cabo una conducta de riesgo, pero siempre escuchando su punto de vista. Es importante que sienta que su opinión también cuenta y que, lejos de juzgarle o reprocharle, te tiene para hablar y desahogarse.

7.    No tengas miedo de decir “no”. Es importante que tu hijo/a comprenda que, aunque su opinión es importante, hay ciertas decisiones que recaen, en última instancia, sobre ti como progenitor (o sobre vosotros, si en casa hay dos o más tutores) y que debe aceptarlas. En ocasiones tememos prohibir cosas a nuestros hijos, tememos su reacción, sobre todo cuando son adolescentes, pero una limitación a tiempo podría evitarles muchos problemas. No podemos dejar a los niños de 6 años que naveguen por chats dando datos personales a desconocidos como no podemos permitir que den la dirección de la casa a un extraño. Este miedo a negar a los hijos ciertas concesiones puede tener unas consecuencias a largo plazo muy indeseadas, que abarcaremos próximamente en este blog. Cuando das todo a tu hijo/a estás enseñándole que es muy fácil conseguirlo todo, de forma que será más difícil que aprenda a valorar el esfuerzo que requiere su obtención, pudiendo convertirse, con el tiempo, en una exigencia por su parte. Es importante que tu hijo sean consciente de que no tiene el poder de tomar decisiones sobre tu propia vida, como la posibilidad de entablar amistades, encontrar pareja, acudir a un evento, tu forma de vestir o hablar, etc. La figura de autoridad eres tú y eso debe quedar siempre claro, por el bien de ambos.

8.    Razona por qué no. Para un niño no es fácil comprender por qué otros padres permiten a sus hijos hacer ciertas cosas que tú a él/ella no le permites. Si además es un niño pequeño, no podrá comprender tu intención de protegerle, simplemente te verá como un tutor más estricto y eso le generará gran frustración. Es muy importante que dialogues con tu hijo/a y le expliques por qué no le concedes aquello que pide, los niños son capaces de comprender muchas cosas si se las explicas y, aunque eso no haga desaparecer su frustración por no poder obtener aquello que desean, a la larga les será muy beneficioso el sentirse valorados y escuchados.

9.    Evita los gritos y amenazas. Cuando gritamos, la otra persona deja de recibir nuestro mensaje. Nos estresamos y perdemos nuestra capacidad de escucha activa, no dejando que otras personas se expresen y forzándolas a gritar también para hacerse escuchar, lo que empeora aún más la situación. Intenta evitar llegar a esta situación con tu hijo/a, si le gritas a menudo aprenderá a comunicarse contigo de esa forma, y será muy difícil que pueda llegar a escucharte.

10.
Limitar mejor que prohibir. En algunas ocasiones, tendemos a prohibir a nuestros hijos ciertas prácticas solamente porque conllevan un riesgo, incluso aunque ya tengan la edad para poder iniciarse en ellas, lo cual hace que no puedan disfrutar de esa posibilidad como lo hacen otros niños. Como sabes, un niño no está 100% seguro en ningún sitio (¿acaso lo estamos los adultos?). Tu hijo/a se caerá, se rasgará la rodilla, se resfriará, le romperán el corazón… y no podrás evitarlo, simplemente tomar ciertas medidas para tratar de prevenir o aliviar su sufrimiento. Además, las prohibiciones, sobre todo en la adolescencia, provocan un sentimiento de reactancia psicológica en los hijos, una sensación de pérdida de libertad, de imposición injusta, que casi les invita a llevar a cabo la conducta contraria. Podrían acabar asociando la red a tus quejas y usándolas en cualquier sitio donde no puedas verlos y de la forma que piensan que más desaprobarías. Ser más autoritario no le hará más obediente y, desde luego, no le hará más feliz.

11. Protege tu sistema. Es crucial que protejas y enseñes a tu hijo/a la necesidad de proteger los dispositivos electrónicos que utiliza. Sigue los consejos de seguridad generales para mantener los dispositivos libres de virus o malware, instala un buen antivirus y un buen cortafuegos y mantenlos actualizados con la mayor frecuencia posible. Siempre es una buena idea asesorarse con un informático experto de la mejor forma de proteger nuestro sistema.

12. Navegad juntos. Es importante dedicar tiempo a descubrir con ellos Internet, es una oportunidad para dialogar sobre la adecuación los contenidos de las páginas webs que se visitan. En cualquier caso, los niños pequeños no deberían navegar solos sin supervisión. Si tu hijo/a decide ingresar en una red social, ofrécete para ayudarle con la configuración de la privacidad, para que no sea pública por defecto. Otra opción es aprovechar para registrarte tú también, así te haces partícipe de sus actividades y él de las tuyas, ayudándoos mutuamente con la configuración y aprendiendo.

13. Instala un control parental. Si tu hijo es menor, debes usar todos los sistemas de protección y barreras disponibles para evitar que acceda a sitios inapropiados para su edad. Los principales sistemas operativos y navegadores de Internet incorporan opciones para garantizar la seguridad del menor en el acceso a contenidos. Si tienes un hijo pequeño, una de las herramientas con las que cuentas para lograr esto es el llamado control parental que permite controlar, supervisar y dirigir el uso que los menores hacen de las nuevas tecnologías. Existen diferentes opciones de control parental para ordenadores, tablets y smartphones, tanto gratuitas como de pago, y pueden incorporar diferentes funcionalidades: impedir actividades que impliquen un desembolso económico (llamadas telefónicas, descarga de aplicaciones de pago, etc.), limitación del acceso a partes específicas del dispositivo, reinicio automático de la aplicación en caso de que el niño salga de la aplicación de control parental, bloqueo de programas o aplicaciones instaladas o establecimiento de una contraseña para su ejecución, prohibición para el acceso a determinadas páginas web (listas negras), permiso para otras webs (listas blancas), supervisión de los sitios más visitados y listas blancas, limitación y supervisión y programación (la sesión se apaga automáticamente) de los horarios de uso, localización GPS del dispositivo, restricción de los juegos según edad, temática, título…, informes de actividad que se te envían por correo electrónico o control remoto desde el PC, etc. Muchos fabricantes internacionales de software ya tienen configurados paneles de control para el acceso de contenidos de los menores o programas específicos en su Web para ello. Además, existen listados de Webs específicas con contenidos para menores así como Redes infantiles con normas muy estrictas para prevenir la acción malintencionada de los ciberdelincuentes.
   El uso de estas herramientas dependerá de la edad del menor, de su grado de madurez y de la decisión de sus tutores, según el tipo de control que deseen ejercer sobre la navegación de sus hijos.

14. Control no significa espionaje. Debes recordar que emplear un control parental tiene como objetivo la protección del menor, no el espionaje de sus actividades. Cuando tenemos un/a hijo/a adolescente, debemos comprender que éste/a también necesita tener su propia intimidad y no debemos invadirla si no es por una razón justificada. Querer saber qué hace en cada momento nos puede llevar a espiarle sin su consentimiento, lo que podría ser contraproducente al provocarle un rechazo hacia nosotros, por lo que es más adecuado intentar llevar a cabo conductas menos invasivas, promoviendo el diálogo. Así, lo adecuado en caso de decidir instalar un control parental es mantener una conversación con el menor para explicarle la medida que se va a tomar y cuáles son los motivos de ello.

15. Crea diferentes cuentas de usuario: Existen distintos tipos de cuentas, dependiendo del sistema o fabricante y que cada una de ellas tiene una función en particular.  En la medida de lo posible, nuestro ordenador debe tener una configuración de cuentas de usuario segura en la que cada miembro de la familia tenga una cuenta de usuario estándar para el uso diario y solamente el miembro de la familia que disponga de mayor conocimiento en informática y nuevas tecnologías tenga acceso a la cuenta Administrador.  Una cuenta de administrador permite que el usuario instale programas, deshabilite protecciones (como el control parental), active dispositivos como la webcam, etc., siendo lo ideal que el menor tenga una cuenta sin privilegios de administrador para evitar que realice acciones potencialmente peligrosas, reduciéndose el riesgo de pérdida de información debido a fallos y errores no intencionados como borrados accidentales o acceso a información privada. En el caso de que el miembro de la familia con mayor conocimiento sobre estos temas sea un menor, habrá que valorar si tiene  la edad, los conocimientos y la responsabilidad suficiente como para tener acceso a la cuenta de administrador. Aun así, siempre sería recomendable que estuviera acompañado de un adulto cuando se conectara a esta cuenta para hacer cualquier cambio.

16. Edúcale en prevención. Educar para prevenir siempre será mejor que prohibir o castigar. La mejor manera de prevenir que tu hijo/a acabe siendo víctima de un delito en internet es hablar con él/ella de forma razonada y consensuada sobre los riesgos (incluyendo la mención a casos de actualidad), para que él/ella mismo/a pueda reflexionar sobre ello. Por tanto, no basta con proteger nuestros sistemas informáticos manteniéndolos actualizados y sin virus sino que debemos informar a nuestros hijos de las ventajas y los riesgos que tiene navegar por internet y de los delitos de los cuales puede ser víctima, así como llevar a cabo ciertas conductas de precaución que lo prevengan -en esta misma sección encontrarás una entrada dedicada a los jóvenes, donde se dan una serie de pautas preventivas a la hora de navegar-. Intenta mantener una conversación sin mostrar una actitud de enfado o imposición, haciendo hincapié en que sabes que él/ella es inteligente y precavido/a y que conoce algunos de los riesgos pero que nunca está de más informarse un poco más y que tú te sentirías más tranquilo/a. Es muy importante que no hagas comentarios despectivos ni comparativos del tipo “no sabes nada de la vida”, “yo a tu edad era más maduro”, “aprende algo de tu hermano/a”, “qué vas a saber de los riesgos”… sino todo lo contrario. Existen en Internet numerosos recursos que pueden ser consultados conjuntamente por padres e hijos y que pueden fomentar este clima de confianza. Es importante que comprenda la perdurabilidad de la información en la red, haz hincapié en la necesidad de cuidar la privacidad, de no divulgar información personal o de terceros online, como no lo hace en su vida normal. Fomenta la consulta cuando tenga dudas: si tiene que descargar una aplicación, pinchar en un enlace o rellenar un formulario, que lo haga con tu ayuda y consentimiento (así sabrás si es adecuado a su edad).

17. Insiste, pero sin agobiar. Es importante que insistamos periódicamente sobre los riesgos de la red, pues los adolescentes suelen minimizar las consecuencias negativas que puede tener su conducta. Sin embargo, si les reiteramos esta información cada vez que les veamos en la red, sobre todo si usamos un tono de desaprobación, solamente conseguiremos agobiarles y frustrarles y se perderán el mensaje que tratamos de proporcionarles, llevándoles a pensar que nos asustamos simplemente porque no lo entendemos.

18. Sitúa el equipo en una zona común de la vivienda, y no en el dormitorio del menor. Reduciendo la sensación de privacidad del menor, reducimos también la posibilidad de grabación de contenidos sexuales. Si el ordenador se encuentra en un lugar de paso de la casa o en un espacio de uso frecuente, como puede ser el salón, podrás estar al tanto de sus actividades en él o de los contenidos de las páginas web que visita. Al igual que en el caso de los niños, los consejos en adolescentes se encaminan a evitar que tenga un teléfono móvil o un ordenador las 24 horas en su cuarto, pero ahora teniendo en cuenta el respeto a la intimidad y a su espacio propios.

19. Establece un número de horas máximo. Debemos establecer un máximo de horas en el pc para evitar problemas como la adicción a las redes. Una opción sería establecer mediante consenso unos días determinados para navegar (igual que hacemos con los videojuegos). Es importante, además, que estas actividades no interfieran en otras ni en el descanso necesario.

20. Establece horarios adecuados. Igual que establecemos un número de horas máximo, debemos limitarnos a horas adecuadas para el menor, según su edad. Es conveniente, por ejemplo, evitar que chateen a altas horas de la noche, cuando se sienten menos supervisados y más confiados de llevar a cabo conductas de riesgo como el sexting. Trata de que aparten los teléfonos móviles a la hora de las comidas y los pongan en silencio para dormir. Esto también les ayudará a prevenir una futura adicción a las tecnologías.

21. Intenta fomentar otras actividades. Fomentar otras actividades hará que tu hijo/a se desconecte de vez en cuando de la red y pueda tener mejor criterio para diferenciar la vida online de la real y prevenir adicciones. Es aconsejable conocer y estimular los intereses y preferencias de ocio de nuestros niños y adolescentes, y compartir con ellos momentos, espacios y actividades de tiempo libre como jugar con los amigos –la comunicación y relaciones sociales con los iguales son la base del aprendizaje y el crecimiento y muy positivos para su desarrollo-, conversar con los hermanos o familiares, fomentar la lectura y la creatividad y las aficiones artísticas –pintura, música, manualidades-, el interés por la ciencia y el medio ambiente, el deporte, etc. Asimismo, se debe estimular la diversidad en los juegos. Existen más actividades lúdicas que entretienen y acercan el mundo a los niños y adolescentes, como por ejemplo, los juegos de mesa o de habilidad.

22. Entérate de con quién se comunica. Igual que te preocupas por conocer a sus amigos en la vida real y le indicas que te cuente cuando un extraño le ha abordado en la calle, también debes conocer a sus amigos   en el mundo digital e indicarle que te avise si un desconocido se pone en contacto con él/ella. Normaliza la situación y hazle conscientes del peligro que puede correr pero tratando de no asustarle, es importante que piense que no le estás regañando, que no ha hecho nada malo. En caso de ser un adolescente, trata de no acceder a sus conversaciones personales sin su permiso de no ser necesario, pues esto rompería la confianza que tanto te ha costado ganarte. Mejor propicia un espacio de diálogo donde tu hijo/a pueda contarte, por sí mismo/a, cosas sobre las personas que conoce en la red. Revisa con él/ella su agenda de contactos en el chat, en la mensajería instantánea, en las redes sociales… analizando la relación que tiene con cada persona y la necesidad o no de que esté al tanto de sus actividades diarias.

23. No le permitas acudir a citas con desconocidos. Si tienes conocimiento de que tu hijo ha quedado con un amigo por internet, explícale que no es seguro, pues no sabe absolutamente nada de esa persona. Podría resultar que es una persona totalmente diferente a lo que imaginaba, incluso ser peligrosa. Si aun así tu hijo/a adolescente insiste en conocer a su amigo por internet y consideras que es lo suficientemente maduro/a como para permitirle hacerlo, acompáñale al encuentro. Esta es una situación complicada, pues ningún adolescente desea que sus padres le acompañen a una cita con un amigo pero el riesgo de hacerlo solos justifica con creces la frustración que puedan sentir ante tu negativa. No le dejes solo/a. Si aun así, quedan con un desconocido a tus espaldas y tienes conocimiento de ello, exige conocer a esta persona. Deja claro que no deseas prohibirle que elija a sus amistades, pero que debes conocerlas, como su madre/padre que eres.

24. Pon alarmas en los buscadores con su nombre y su Nick: estate al tanto de sus perfiles en las redes sociales y de la información que deciden colgar en dichas redes. Si descubres que ha publicado una información que debería ser privada, ten una charla calmada con él/ella explicándole porqué es una mala decisión, haciendo hincapié en que te parece bien que sea libre de tener un perfil en una red social siempre que se cuide de no acabar siendo víctima en la misma. También puedes consultar los registros de búsquedas en Internet.

25. Establece similitudes entre internet y el mundo real. Los niños deben comprender que los problemas de Internet son muy similares a los del mundo real, donde los adultos estamos más informados y sabemos cómo ayudarles. Igual que te cuentan si alguien les molesta en algún contexto de la vida real, Internet no debe ser una excepción. Los menores deben entender que el mundo real y las nuevas tecnologías no son mundos tan lejanos y que ambos aplican reglas parecidas.

26. En internet también hay normas. Debemos transmitir a los menores que en el mundo de las nuevas tecnologías también hay normas, incluso para los menores. Ponle un ejemplo: si no está bien insultar a un compañero en el patio del colegio, tampoco es correcto hacerlo en Internet o difundirlo a través de la misma. Además, es importante que transmitas a tus hijo/a que debe denunciar a las autoridades cualquier indicio de actividad ilegal o comportamiento delictivo del que tenga conocimiento a través de internet, igual que si sucediese en su vida diaria.

27. Da ejemplo. Todo lo anterior no servirá de nada si nosotros no seguimos estas mismas pautas de prevención. Los tutores somos un modelo a seguir por los niños, y no es casualidad que algunos se nos parezcan tanto en la forma de hablar o comportarse. No todo está en la genética, sino que el contexto social en el que un niño se desarrolla ejerce una gran influencia sobre él. Si crece viendo un comportamiento inadecuado en sus padres, aprenderá que es un comportamiento normal y lo hará suyo mediante la observación. Si le dices a tu hijo que no cruce la calle estando el semáforo en rojo pero te ve hacerlo a ti, restará importancia al peligro y acabará haciéndolo él también. Lo mismo ocurre con las nuevas tecnologías: si te ve hablando durante horas al teléfono o hasta altas horas de la noche en el ordenador, enviando fotografías en bañador o ropa interior por algún medio, acabarán por imitar dicha conducta, que piensan que apruebas. Si lo hace mamá no tiene que ser malo, ¿por qué se va a enfadar porque lo haga yo? Si además sonreímos ante su comportamiento, porque nos parece graciosa la imagen de un niño jugando a ser mayor (como ocurre cuando escuchamos a un niño decir un taco o palabrota), daremos más seguridad a esta idea. Sé su modelo a seguir, sé su ejemplo.

28. Atento a las posibles señales de victimización. Estate atento a los cambios de humor de tu hijo, a un posible descenso en su rendimiento escolar, a un cambio de amistades, aislamiento, aparente adicción o aversión a Internet, a problemas de sueño o alimentación… y trata de mantener una conversación con él si piensas que tiene algún problema para poder buscar la ayuda externa necesaria.


Al igual que todos tenemos una identidad en la vida real, tenemos también una identidad digital, formada por todo aquello que Internet sabe de nosotros. La identidad digital está formada no sólo por lo que nosotros subimos a Internet, sino también por todo lo que otros (familiares, amigos, conocidos, colegios, asociaciones…) publican sobre nosotros. Los menores también tienen una identidad digital, a veces incluso antes de haber utilizado Internet, pues las decisiones sobre su información personal la tomamos los adultos. Los niños no tienen, salvo que reciban una formación adecuada, capacidad de entender y discernir sobre su derecho fundamental a la privacidad, pudiendo ser su información personal muy valiosa para muchos sectores de actividad, por lo que recae en sus tutores la tarea de proteger dicha información. De esta forma, si tienes un hijo/a pequeño/a, y éste/a aún no se ha iniciado en las redes, tú también debes tomar algunas precauciones a la hora de colgar imágenes o información en la red que le pueda afectar de alguna manera.
Una vez que colgamos información en la red, perdemos el control sobre ella y nunca sabemos cuándo ni hasta quién va a llegar. Por eso en el caso de los menores es todavía más importante ser selectivos a la hora de publicar cualquier tipo de información. Ten en cuenta todos los consejos que se dan en la entrada de este blog dedicado al tema y recuerda sobre todo estas pautas:

·         No publiques información personal sobre ti o tus hijos como nombres completos, números de teléfono, localidad, tu horario de trabajo, etc.

·         No subas fotografías con tus hijos en sitios que puedan ser identificados como habituales como la puerta de tu casa, un lugar donde aparezca el nombre de tu calle, tu trabajo, su escuela, su academia de idiomas u otras actividades extraescolares, etc.

·                     No subas imágenes donde se vea tu vehículo, especialmente la matrícula.

·                No subas imágenes donde tus hijos aparezcan desnudos o semidesnudos. Quizás tú no le des importancia, estáis en la piscina y la foto es totalmente inocente, pero algunas personas hacen búsquedas malintencionadas de este tipo de imágenes en la red.

·     No subas imágenes en timeline (tomadas a tiempo real) con características geolocalizadoras, de forma que terceras personas puedan saber dónde os encontráis en cada momento.
Gracias por haberme dedicado tu tiempo
*Todas estas recomendaciones son orientativas y tienen un objetivo meramente psicoeducativo y preventivo. Si eres víctima de un delito telemático o piensas que puedes serlo o que alguien que conocer  puede serlo, ponte inmediatamente en contacto con las autoridades. La recomendación más importante de estas líneas es DENUNCIAR y CONFIAR EN LAS AUTORIDADES CORRESPONDIENTES.

Enlaces  consultados:
Prevención de la Privacidad
  • Agencia española de protección de datos. “El derecho fundamental a la protección de datos: guía para el ciudadano”.

  • Canalda, Arturo. González, Carmen. Guri, Francisco Javier. “Por un uso responsable de las nuevas tecnologías”. 2007

  • “Apartado ¿Qué deberías saber? de la Oficina de seguridad del Internauta”
<http://www.osi.es/> (08/08/2015)



                                                                                       
  • “Consejos para el uso seguro de la Web Cam”


  • “Cómo cuidar nuestra privacidad al usar mensajería instantánea”. 07/03/14.


Sexting, excasting y consecuencias
  • Flores, Jorge. “Sexting: adolescentes, sexo y teléfonos móviles”. Abril 2009.


  • Flores, Jorge. “Sexting, una práctica de riesgo”. Febrero 2011.


  • “Guía sobre adolescencia y sexting: qué es y cómo prevenirlo”. Pantallas Amigas, INTECO. 2011.


·         “Qué es el sexting”
  • “Conoce los riesgos del sexting”. 25/04/14

  • “Los peligros que esconde el chatroulette”. 31/10/12.


Recomendaciones para padres

  • ¿Utilizas una herramienta de control parental con tu hijo? 26/05/14

Otros enlaces de interés






Comentarios