Primer atentado de la Yihad en Bruselas. Una reflexión.

     El experto en terrorismo yihadista David Garriga, autor de los talleres "Yihad, ¿Qué es?", que imparte actualmente por toda España, analiza lo ocurrido en Bruselas para prevenirnos. Contra lo que se cree, la cantidad de conversos en Europa aumenta y es la principal arma de ISIS/DÀESH contra la sociedad occidental. Hay muchos falsos mitos en torno al perfil de estos conversos, su procedencia y su misión. David Garriga nos abre los ojos. Entre tanta maraña de periodistas que, con más voluntariedad que conocimientos, pululan en las tertulias, es necesario pararnos y escuchar la voz de los que sí saben y combaten contra el DAESH a diario.

         Por David Garriga

Una mañana más nos despertamos con la barbarie del grupo terrorista Dáesh actuando en occidente. Todo y la sorpresa del atentado, la existencia de estos terroristas es algo que no dejan de recordarnos continuamente desde su aparición a mitades del 2014. Turquía, Mali, Paris, Argelia… un sin fin de atentados por todo el mundo  que no han dejado de producirse desde que este grupo terrorista incrementó su violencia, se desvinculó como filial de al Qaeda en Iraq y sus indiscriminados mecanismos para crear el temor sobre víctimas inocentes han hecho desvincular completamente sus acciones con una religión de paz y que se empeñan en relacionar cada vez que matan buscando ese califato global que promulgan como objetivo último en su plan de actuación.

Desde los atentados de Paris y su relación con la vecina Bruselas, los cuerpos y fuerzas de seguridad Belgas han estado controlando las diferentes zonas más radicales en busca de posibles radicalizados. En diciembre elevaron el nivel de alerta a 4 de 4, el máximo posible. Después la rebajaron a 3 considerado como un grado alto de atentado por el importante nivel de posibilidades de atentado. Pensemos que Bélgica tiene, en cuanto a proporción por habitante, el mayor número de jóvenes europeos que han viajado a Siria e Iraq para radicalizarse desde la aparición de Dáesh (de los 4000 europeos que están luchando en esos países unos 500 son belgas).


Aunque se podría pensar que esta masacre ha sido como reacción a la detención hace unos días de Salah Abdeslam, en mi opinión y analizando la envergadura del atentado, no parece muy plausible que se pudiera organizar en pocos días. Si que podríamos barajar la posibilidad que la detención con vida de Abdeslam haya acelerado el atentado por miedo a que se pudiera desprender información y acabar evitándolo.

En cuanto al modus operandi es muy parecido al de los atentados en Paris. Un primer atentado que provoca la alarma y dirige hacia allí a los cuerpos y fuerzas de seguridad y la atención mediática, en este caso tres personas que acceden al aeropuerto de Zavetem mientras se está a punto de atentar en otro lugar de la ciudad. Incluso en este caso, aparece el terrorista que se escapa sin inmolarse.

Aunque no hay un perfil concreto en estos radicalizados sí que algunos rasgos coinciden en porcentajes bastante elevados entre los ya conocidos. Los principales signos que buscan los reclutadores que trabajan para el grupo terrorista en las posibles víctimas a ser radicalizadas son personas frustradas o insatisfechas, tanto a nivel social, laboral y económico (no debemos pensar solo en el musulmán mal integrado, sino en cualquier joven marginado en nuestra sociedad), personas sensibilizadas contra las injusticias hacia los países árabes o de mayoría islámica, y jóvenes que perciben algún tipo de discriminación por parte de la sociedad. Esta mala integración lleva al joven a recibir una estigmatización por parte de los suyos llegando a una crisis de identidad manifiesta.

Dentro de este perfil (chicos jóvenes) encontramos a muchachos de edades entre los 15 y los 35 años, musulmanes no practicantes, relacionados con delincuencia común, trafico y/o consumo de drogas y alcohol, aunque incrementan la práctica religiosa y las buenas maneras meses antes de atentar, en parte para dar ese falso mensaje que vincula terrorismo con islam. Algunos de ellos presentan trastornos de personalidad (algunos diagnosticados previamente), que se revelan a través de la inestabilidad de los estados de ánimo y de conductas antisociales continuas.

Pese a ser muy importante el seguimiento de los radicalizados por parte de los servicios de inteligencia y policiales con el fin de evitar los atentados que pueden ejecutar en Occidente, más importante es prevenir e impedir que estos jóvenes entren a formar parte de este tramo de reclutamiento, proceso que los lleva a matar por una religión que no tiene nada que ver con el islam. Por otro lado, habría que controlar los espacios donde los reclutadores realizan sus acciones de captación, desde el control de las redes sociales por las que se mueven hasta los locales donde se reúnen. Pensemos que de un año para otro, el numero de radicalizados en contra de lo que se pueda pensar, va en aumento.
En este aspecto, dos espacios que, en mi opinión, están descuidados y tienen una gran importancia para la captación son los centros penitenciarios y los de menores. En el primer caso, en las cárceles, tenemos que formar a los funcionarios que trabajan en ellas para que sean capaces de detectar a los reclusos que se introducen en el circuito penitenciario con el objetivo de captar, y, por otro lado, descubrir los posibles perfiles objetivos de presos que, a menudo, están cumpliendo condenas de tercer grado por su facilidad en entrar y salir del centro.


No olvidemos que no solo son víctimas de estos asesinos las personas que mueren bajo los efectos de estos atentados, también lo es toda la comunidad musulmana cada vez que hay una catástrofe de este tipo y los jóvenes que no hemos sabido proteger de entrar a formar parte de estos grupos terroristas.

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